Nuevos indicios sobre la lateralidad cerebral.
Una nueva investigación realizada en el Reino Unido sugiere que el peso al nacer y el peso de la placenta pueden ofrecer pistas sobre el funcionamiento del hemisferio derecho del cerebro en relación al izquierdo y viceversa en etapas posteriores de la vida. Este intrigante hallazgo, expuesto en la revista PLoS ONE, puede ayudar a comprender mejor una serie de aspectos de la salud relacionados con la lateralidad cerebral.
Los niños, de ocho y nueve años de edad, debían realizar tareas divertidas y creativas que conllevaban un elemento de dificultad, como por ejemplo inventarse una historia emocionante y representarla ante una videocámara. Los investigadores examinaron las fluctuaciones térmicas en la membrana timpánica del oído de los niños y, de esta manera, pudieron analizar el flujo sanguíneo entrante en las distintas partes del cerebro y detectar diferencias en la actividad de los dos hemisferios. Como se indica en el artículo publicado, se observó que «el estrés pone de relieve diferencias inherentes relacionadas con la lateralidad cerebral».
Tras comparar sus hallazgos con el peso al nacer de los niños y el peso de su placenta, datos recogidos en un estudio anterior, los autores observaron que los niños nacidos con poco peso pero con placentas relativamente grandes tenían más probabilidades de presentar mayor actividad en el hemisferio derecho del cerebro. Los científicos explican que este patrón específico de actividad cerebral se ha asociado a trastornos del ánimo como la depresión.
«El crecimiento del feto es determinado por múltiples factores, entre ellos lo que la madre come durante la gestación y el grado de estrés vivido. Ello puede acarrear consecuencias duraderas en la salud mental y física en etapas posteriores de la vida», señaló el Dr. Alexander Jones, que dirigió el equipo, si bien posteriormente pasó a trabajar en el Instituto de Salud Infantil del University College de Londres.
«Hasta ahora no habíamos logrado relacionar el crecimiento fetal con la actividad cerebral muchos años más tarde», apuntó. «Confiamos en que este trabajo empiece a esclarecer el motivo de que algunas personas sean más propensas a patologías como la depresión.»
En la actualidad el equipo se plantea formas de profundizar en esta investigación, por ejemplo empleando equipo de resonancia magnética funcional (RMf), que dotaría a las exploraciones de una mayor sensibilidad y permitiría identificar con mayor precisión las zonas del cerebro activas.
Recuperado de:https://cordis.europa.eu/news/rcn/33101_es.html
¿Niños diestros o zurdos?
Que un niño sea diestro o zurdo no es importante. Lo esencial es que el niño tenga bien definida la lateralidad o dominancia de un lado u otro del cuerpo. Este proceso se consolida alrededor de los 4-5 años. La preferencia por el uso de los órganos del lado derecho o del izquierdo puede observarse cuando los niños escriben o chutan el balón. Una lateralidad mal definida puede derivar en retrasos o problemas de aprendizaje.
La lateralidad se manifiesta en la mano con la que escribe el niño y también implica el pie con el que chuta el balón, el ojo en el que tienen más agudeza visual o el oído que coloca más cerca de la fuente de sonido para identificar qué es lo que oye.
Esto es lo que se conoce como dominancia lateral diestra o zurda y éste es el resultado de un proceso largo y no siempre visible.
A partir de los 4 o 5 años lo importante es que la lateralidad esté bien definida.
Nuestro cuerpo y nuestro sistema nervioso están compuestos por sistemas dobles: dos oídos, dos ojos, dos manos, dos pies, etc.
Cada lado del cuerpo está controlado preferentemente por un hemisferio cerebral, el del lado contrario. Por ejemplo, la mano y el pie izquierdos están controlados por el hemisferio derecho. Cuando damos una respuesta ésta tiene que ser única (al hablar, leer, escribir o movernos). Sería difícil moverse si cada lado del cuerpo hiciera movimientos hacia direcciones contrarias.
Por esto, entre los dos hemisferios cerebrales tiene que haber uno que “domine” o mande sobre el otro y así poder ejecutar una sola respuesta, sin necesidad de “pelear” cada vez entre ambos hemisferios para ver cuál se impone.
Esta especialización cerebral no se alcanza hasta los 4 ó 5 años de edad con lo que no tiene sentido hablar de lateralidad en niños más pequeños.
recuperado de: https://www.elbebe.com/educacion/ni%C3%B1os-diestros-o-zurdos
DESARROLLO DE LA LATERALIDAD EN LA ETAPA INFANTIL
La lateralidad es una función de alta complejidad que hace posible que nos orientemos en el espacio y en el tiempo, y, por tanto, nos permite entender y manejar los códigos escritos (letras y números), característicos de nuestra cultura. Al hablar de lateralidad, nos ceñiremos al periodo comprendido entre los 4 y los 12 años de edad. Tenemos que tener en cuenta la importancia de la etapa prelateral.
Hasta los 4 ó 5 años no tiene demasiada importancia conocer donde están la derecha y la izquierda ni poseer una dominancia corporal. El niño busca o persigue la pelota, sin importarle si el lado por el que le va a venir se llama derecho o izquierdo.
En cambio, cuando se inicia el aprendizaje de la lectura y la escritura es importante poseer unas coordenadas bien organizadas para orientar los símbolos cuyo significado depende de la forma que tienen y del lugar que ocupan en el espacio y en el tiempo (letras y números).
El ser una persona diestra o zurda depende de dos factores: la herencia y el adiestramiento (experiencia). En ningún caso, el ser zurdo debe considerarse un defecto o una manía que hay que corregir.
La lateralidad sigue un proceso que pasa por tres fases:
- Fase de identificación: entre los 0 y 2 años aparecen periodos de uso de las mano
- Fase de alternancia: hacia los 4 años la mano dominante se utiliza con más frecuencia
- Fase de automatización: hacia los 6-7 años puede desarrollarse un periodo de transición en la que el niño utiliza la mano no dominante o ambas manos.
¿CÓMO SE DETECTA LA LATERALIDAD DIESTRA O ZURDA DE UN NIÑO?
A la hora de valorar la dominancia lateral del niño lo podemos hacer de dos formas (tendremos en cuenta como edad de referencia los 4 – 5 años). Una forma es dedicarnos a observar de forma continua el comportamiento motriz del niño en su casa o en el aula (se trata de hacer una valoración diaria de la conducta espontánea del niño), la otra forma es la exploración directa, realizada en el aula o en un gabinete de diagnóstico (se trata de colocar al niño ante distintas situaciones de prueba para que nos muestre cómo se organiza, se mueve, se expresa o coloca su cuerpo…).
SÍNTOMAS MÁS FRECUENTES PARA DETECTAR PROBLEMAS DE LATERALIDAD
Periodo preescolar
Es habitual encontrarnos con niños de 5 años que muestran una actitud de renuncia a su lateralidad y que utilizan con preferencia la mano del lado subdominante. Las causas son muy diversas: asimetrías funcionales no detectadas, falta de maduración de las etapas prelaterales, diversos condicionantes psicoafectivos familiares…
El cambio de dominancias debe seguir un orden y tendremos que desarrollar actividades dirigidas a potenciar la mano dominante.
Periodo de educación primaria
Cuando hacemos referencia a niños mayores, la situación exige un estudio personal y exhaustivo para diseñar una estrategia de cambio de dominancia manual exitosa. Los casos más frecuentes son los de niños zurdos contrariados. Los síntomas son:
- Alteraciones de los procesos de integración y ordenación de la información, inversiones gráficas y concepción general del espacio y las dificultades para organizarse en un espacio y un tiempo.
- Las actitudes de inseguridad, inestabilidad, falta de decisión, dualidad, temores exacerbados.
- Problemas importantes psicomotrices o vegetativos.
Todos los síntomas de una lateralidad contrariada que podemos encontrar durante el periodo de la Educación Primaria derivan de una bilateralidad no resuelta. El niño mal lateralizado se comportará como un ambidiestro y presentará una falta de definición con respecto a las coordenadas básicas (se hace evidente en los primeros cursos).
Cuando se presenten algunos signos que obedezcan a trastornos laterales debemos dirigir la observación diaria en el aula, hay que evitar los errores de interpretación que podrían tener consecuencias nefastas para el niño. Si existe una lateralidad contrariada hay que actuar convenientemente para desarrollar una buena lateralidad, sin dejar que el paso de tiempo siga complicando el cuadro y enmascarando, que no resolviendo, muchos signos.
recuperado de:
http://cdiatavanza.blogspot.com/2012/07/desarrollo-de-la-lateralidad-en-la.html
TDAH: Trabajar la lateralidad en verano
La lateralidad cruzada o contrariada se presenta muy a menudo en niños diagnosticados de TDAH, por lo que existe una gran comorbilidad entre ellos. No obstante, no ha podido establecerse ninguna relación causa-efecto sólida y se especula con la posibilidad de que las mismas alteraciones neurológicas que están en la base de estos trastornos clínicos sean los causantes de los problemas de lateralización.
Los niños que presentan una lateralidad homogénea (mano, pie, ojo, oído dominantes en el mismo lado), tradicionalmente se ha creído que tienen una mejor disponibilidad para el aprendizaje al poder integrar de forma más eficaz la diversa información sensorial. Esto puede resultar cierto en muchos casos pero no en todos. No puede establecerse de manera concluyente una relación efecto-causa entre la presencia de una lateralidad no homogénea y la de trastornos del aprendizaje. Sin embargo, debe evaluarse la lateralidad como un factor de riesgo añadido a otros factores.
Es a partir de la EDUCACIÓN PRIMARIA cuando el niño con una lateralidad mal establecida puede presentar dificultades específicas en el aprendizaje.
La lateralidad es una función que hace posible que nos orientemos en el espacio y en el tiempo y, por tanto nos permite entender y manejar los códigos escritos (letras y números). Algunos de los efectos de una lateralidad no definida son un retraso en la adquisición de la lectura y escritura, torpeza motriz, problemas con orientación espacial, tartamudez, dislexia y dificultades en términos generales en los procesos de aprendizaje básico de la etapa de educación primaria. En la LECTO-ESCRITURA , el niño debe leer de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo y debe diferenciar letras que sólo varían en su posición, como la b y la d, la p y la q. En MATEMATICAS, el niño debe hacer operaciones de derecha a izquierda, y debe diferenciar números que sólo varían en su posición, como 6 y 9. Estos procesos que podrían parecer simples requieren una orientación en el espacio. El niño que escribe `la` por `al`, que copia `23` por `32`, que lee `patas` por `pasta` podría estarnos dando indicios de que su lateralidad no está definida.
Por ello es muy importante identificar y trabajar correctamente la lateralidad, para evitar en la medida de lo posible, las dificultades derivadas de un mal establecimiento de la misma.
Y el verano es una época muy buena para trabajar de una manera lúdica, este aspecto del desarrollo psicomotriz.
Con un simple balón o pelota y dedicando un rato de las salidas a la playa o actividades que realicemos en el exterior, podemos trabajar y afianzar los aspectos referentes a la lateralidad.
Realizando la siguiente rutina, podemos mejorar la lateralidad, pasando un rato divertido
Comenzamos permitiendo a los niños que boten la pelota con la mano que deseen, para continuar indicándoles que boten con una mano en concreto (izquierda o derecha o de manera alterna).
Estas mismas acciones se pueden realizar con el pie, usando el factor motivacional, que por ejemplo el futbol tiene en muchos niños.
Si contamos con otros elementos, como son las mochilas, camisetas o las toallas, podemos realizar carreras con ellos para `capturar` la posición de la derecha o de la izquierda, reforzando positivamente los aciertos.
Se pueden realizar todas las actividades, que nuestra imaginación pueda desarrollar, creando actividades nuevas con la ayuda de los niños, que fomenten el interés y la motivación por el trabajo.
RECUPERADO DE: https://www.fundacioncadah.org/web/articulo/tdah-trabajar-la-lateralidad-en-verano.html